No hace mucho escuché un pequeño coro masculino con acompañamiento de piano. El conjunto sonaba muy bien por tratarse de personas que no eran profesionales. En particular el pianista era realmente muy buen ejecutante. De pronto, en medio de una canción que dejaba una gran calidez en quienes escuchábamos, pude percibir una disonancia producto de un dedo apenas corrido de la posición que debía ocupar sobre el teclado.
Sin embargo, ese contratiempo no quitó mérito al total de la presentación que, con expresividad notable, transmitía la fuerza de la pasión de lo que se estaba haciendo.
Con los años de actividad relacionada con la grabación y edición en video de espectáculos líricos, he desarrollado una percepción especial para “atrapar al vuelo” esa clase de errores visuales o auditivos.